EL FUTURO DE LAS ESTRUCTURAS: ¿PUEDE EL BAMBÚ REEMPLAZAR AL ACERO EN LA CONSTRUCCIÓN?
- Héctor Gutiérrez R.
- 22 ago 2024
- 4 Min. de lectura
Actualizado: hace 4 días

El bambú es un vegetal con una estructura casi perfecta que le proporciona unas propiedades mecánicas fabulosas, con una resistencia a la tensión, según muchos estudios, mayor que el acero. Si lo unimos a que su cultivo es fácil, barato y abundante en regiones del mundo en vías de desarrollo, su potencial como sustituto de un material caro como el acero en las estructuras de hormigón armado lo convierten ni más ni menos que en el nuevo material del futuro, tratándose sin duda de un material con un potencial desaprovechado, pero una cosa es que la naturaleza haya creado la estructura vegetal perfecta que soporte unas condiciones propias y específicas de crecimiento vertical, y otra muy distinta es que pueda interactuar con otros materiales en un sistema constructivo con diferentes leyes de carga.
El Bambú se ha utilizado como un material de construcción durante siglos en todo el mundo. Los beneficios de usar el bambú son enormes: su crecimiento es rápido, es de alta resistencia a la tracción, y tiene la capacidad de capturar grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera, por nombrar sólo algunas de las propiedades más notables que tiene para ofrecer.
En los últimos años, el bambú ha estado ganando atención como un material de construcción sostenible y ecológico. A menudo considerado una alternativa verde al acero y al concreto, el bambú ofrece una serie de ventajas que merecen una reflexión profunda. En este post, exploraremos si el bambú tiene el potencial para reemplazar al acero estructural en la construcción y qué implicaciones tendría esto para la industria de la construcción.
HISTORIA
En primer lugar hay que destacar que, durante décadas, los investigadores de todo el mundo han buscado métodos para fomentar su uso dentro del sector de la construcción y transformar al bambú, un material orgánico de nivel local, en un producto industrializado de nivel internacional.
Los primeros experimentos del bambú como refuerzo del hormigón fueron llevados a cabo en 1914 por H.K. Chou en el Institute of Technology de Massachusetts, que serían posteriormente aplicados en China en 1918 para el refuerzo de los pilotes de hormigón en las cimentaciones de puentes de ferrocarril. Esta prometedora combinación bambú-hormigón alentó una investigación que se extendería por China, Japón, Filipinas, Estados Unidos, México, Colombia y en muchos otros países que incluso carecen de esta planta como Alemania, Italia o Egipto. De todos estos estudios, el más relevante es el del profesor H.E. Gleen en 1944, realizado en Clemson Agricultural College of South Carolina, donde se construirían las primeras estructuras de hormigón armado con bambú, con unas conclusiones muy poco favorables.
Esta combinación de materiales se hizo muy recurrente en periodos de guerra como la Segunda Guerra Mundial, en la que tanto Japón como Estados Unidos utilizaron estas estructuras en sus instalaciones militares del Pacífico. A pesar de los resultados de Gleen, en el transcurso de la guerra de Vietnam, los EEUU intentaron levantar una estructura abovedada con resultados catastróficos.

En los ensayos de resistencia a la tracción, el bambú supera a la mayoría de los otros materiales, acero incluido. Esto se logra a través de la fuerza de su estructura hueca, tubular, evolucionada durante milenios para resistir la fuerza del viento en su hábitat natural. También esta estructura ligera facilita la cosecha y el transporte. Debido a su ciclo de crecimiento rápido y la variedad de áreas en las que es capaz de crecer, el bambú también es muy barato. Este rápido crecimiento permite la absorción de grandes cantidades de CO2, lo que significa que su cultivo como material de construcción ayudaría a reducir además la velocidad del cambio climático.
¿QUÉ VENTAJAS OFRECE EL BAMBÚ EN LA CONSTRUCCIÓN CIVIL?

Sostenibilidad: El bambú se cultiva rápidamente, lo que significa que puede ser cosechado con frecuencia sin agotar los recursos naturales. Su capacidad para absorber grandes cantidades de CO2 durante su crecimiento también contribuye a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Resistencia y Flexibilidad: Las propiedades mecánicas del bambú son impresionantes. Tiene una alta resistencia a la tracción y una flexibilidad que lo hace ideal para estructuras que deben soportar cargas significativas. Algunos estudios sugieren que el bambú puede igualar o incluso superar la resistencia de ciertos tipos de acero.
Costo: El bambú puede ser más barato que el acero, especialmente en regiones donde crece de manera abundante. Esto puede traducirse en un ahorro significativo en proyectos de construcción, tanto en el material en sí como en los costos de transporte.
Menor Huella de Carbono: En comparación con el acero, cuya producción es altamente energética y emisora de carbono, el bambú presenta una opción menos perjudicial para el medio ambiente.
ASPECTOS A CONSIDERAR
A pesar de lo indicado anteriormente, todavía hay trabajo por hacer para superar sus limitaciones. La contracción y expansión es una de ellas, causada tanto por los cambios de temperatura como por la absorción de agua. También la hierba es susceptible a la debilidad estructural causada por hongos y simple biodegradación. Irónicamente, muchos de los países que se beneficiarían del bambú como sistema de reforzamiento también carecen de los recursos para desarrollarlo como una alternativa viable al acero, del actualmente dependen.
Por otro lado, el bambú necesita ser tratado adecuadamente para resistir la descomposición, insectos y hongos. Sin el tratamiento adecuado, su durabilidad puede verse comprometida, lo que limita su uso en ciertas aplicaciones, aunado a esto, el acero estructural tiene décadas de estándares y prácticas consolidadas que aseguran su desempeño y seguridad. El bambú, aunque sea un material prometedor, aún carece de un marco normativo robusto en muchas regiones del mundo.
¿PUEDE EL BAMBÚ REEMPLAZAR AL ACERO ESTRUCTURAL?
La conclusión es que actualmente en estructuras de gran envergadura, el uso del bambú como refuerzo resultaría inoperante. Estas limitaciones implicarían el desarrollo de nuevas técnicas de construcción con bambú o apoyarse en distintas teorías de diseño basadas en el diseño elástico, y es que, a pesar de tener el potencial de ser una alternativa sostenible y eficiente al acero estructural en la construcción, aún enfrenta desafíos significativos en términos de estandarización y tratamiento. Con el avance de la investigación y el desarrollo de mejores prácticas, es posible que en el futuro veamos una mayor integración del bambú en el sector de la construcción, contribuyendo a un entorno más verde y sostenible.
¿Qué opinas sobre el uso del bambú en la construcción? ¿Crees que podría reemplazar al acero en algún momento? ¡Deja tus comentarios y comparte tus ideas!
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